domingo, 24 de enero de 2010

24 de enero de 2010 (cumple de la mamá de Mara)

Edurne se levantó la primera: se ha planchado la ropa, se ha duchado y ha hecho una incursión por la sala de la tele (donde hay un trivial en noruego). A las una ha llamado a Mara que seguía sobando. Han hecho la comida: bocadillo de tomate con atún. Tras esto nos hemos puesto a arreglarnos para la comida con Heidi y su familia. Cuando hemos terminado, nos hemos puesto en marcha. Hemos cogido el bus a las tres y poco cerca del museo de Mara y nos hemos dirigido a “Nesttum”. Como no sabíamos donde íbamos, nos hemos pasado la parada y hemos tenido que preguntarle al autobusero en que parada nos teníamos que bajar para llegar a la casa de Heidi. El autobusero nos ha dicho que teníamos que volver casi hasta el principio. Nos hemos bajado donde el nos ha indicado y, después de pensar que no llegábamos, y tras preguntarle a tres personas (incluido un gruista que tenía un mapa), a las cinco menos cinco hemos llegado a la casa. Hemos conocido a la familia de Heidi: su hija (Tia) y su marido y su hijo de nombres impronunciables. Hemos cenado un primer plato de salmón ahumado con diferentes tipos de lechuga y pan de alioli. De segundo carne al horno con salsa de mostaza y pimienta, con guarnición a elegir entre brócoli, patatas al horno, remolacha cocida, diferentes salsas que estaban muy buenas, pepinos cocidos y salsa de arándanos para la carne. (¡Mamás hemos comido brócoli!) Y de postre helado de caramelo y vainilla con trozos de chocolate por encima. (¡ummmmm! chocolate…) Hemos estado hablando de todo un poco y, finalmente nos han traído a casa su marido y su hija. Cuando estábamos despidiéndonos (en la casa) Edurne se ha emocionado tanto con el inglés que hasta a Mara trataba de explicarle las cosas en inglés… A lo que Mara le ha preguntado: ¿Por qué me hablas en inglés?, y risa general. Al llegar, hemos hecho la lista de la compra para mañana (que nos falta un montón de cosas) y la hemos repartido para no cargar una sola con todo el peso al subir la “cuesta de la muerte”. Hemos jugado a las cartas y nos acostado que mañana hay que madrugar.

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