domingo, 10 de enero de 2010

10 de enero de 2010

Quedamos a las 10:15 vestidas y todo para irnos a desayunar y a buscar una tienda para comprar para comer. Pero nos quedamos dormidas. Un rato después, Edurne despertó a Mara y enseguida nos fuimos de ruta. Echamos a andar cuesta abajo, sin saber muy bien a donde hasta que llegamos al final de la calle que era un cruce con un puente donde ya, sin tener muy claro hacia donde ir, miramos el mapa. Un hombre muy majo, porque aquí de momento todo el mundo es muy amable, nos ha visto cara de panolis y nos ha ofrecido ayuda. Nosotras, indudablemente, la hemos aceptado. El nos ha indicado en que parada se cogía el autobús para ir al centro… allí nos hemos dirigido. Después de estar esperando entre muertas de frio y aburridas, hemos decidido coger “carreterica y manta” y seguir andando. Edurne se ha arrepentido poco después cuando se ha caído por primera vez al suelo… (“tengo que decir en mi defensa que el suelo está helado y lleno de nieve entero”)

Continuamos andando con destino incierto sin abandonar la calle muy larga. Tras cuatro caídas mas de Edurne y una de Mara (rodilla en tierra y todo) hemos llegado a lo que, después de mucho preguntar, creíamos que era el centro de Bergen.

Hemos entrado a una cafetería a desayunar donde Edurne por poco le prende fuego al abrigo con una vela: La cafetería era un poco hippy y tenía una vela en cada mesa, se llamaba Aura… ¡¡tenían puesto a Bob Marley!! Nos han clavado 90 Nok por dos trocitos de pastel comible pero no tirar cohetes…El agua era gratis. Cuando hemos terminado de desayunar-almorzar, le hemos pedido ayuda a la camarera: donde estábamos, donde comprar comida hoy Domingo… Nos dirigíamos hacia el supermercado y ¡¡Oh!! Nos encontramos con un cajero ¡¡¡maravilloso!!! Mara se dispone a sacar dinero y… ¡el cajero se chupa la tarjeta! Mara, al borde del ataque de nervios y con su pedazo de inglés, se va a buscar ayuda mientras Edurne le hace la guardia al cajero por si escupe la tarjeta. Mara continúa andando en busca de la puerta de lo que se supone que era el centro comercial y se encuentra un recepcionista medio policía. Tras explicarle que llegó “mañana” y otras cosas de interés, el hombre le dice que si, que comprende que la máquina del parking se ha chupado la tarjeta y que no puedo sacar el coche. Bien, me acabo de enterar de que tengo un coche aquí. Tras hacerle entender al hombre que no era el parking si no el cajero, hace unas llamadas y me dice que mañana me desplace a la sede central del banco (dos calles mas atrás que eso no lo sabíamos) y lo explique lo del “parking” allí.

Vuelvo al cajero y Edurne aburrida como una ostra y helada, me pregunta que tal. Le cuento lo del “parking” y decido llamar a mi madre para que de de baja mi tarjeta. De repente la llamada se corta y… ¡¡tachán!! El cajero escupe misteriosamente la tarjeta. Dando palmas con las orejas seguimos buscando una tienda. Como no la encontramos preguntamos a un hombre que iba con una niña, la cual se descojonó porque le habíamos dado un papel con el nombre de un chino, que nos había dado antes la tía del bar. Finalmente encontramos una tienda de producto de todo el mundo y es cierto porque… ¡¡¡compramos una lechuga del Gregal!!! (En Torre Pacheco, el pueblo de Mara). El hombre de la tienda era súper simpático: después de tener todo ya en la caja, nos disponemos a pagar y no acepta tarjetas extranjeras, con lo que decidimos volver a probar suerte en un cajero que hay enfrente (que resulta que era la sede central del cajero de antes). Por suerte no se chupó la tarjeta otra vez y pudimos pagar al hombre tan simpático. Mara le ha contado nuestra vida y le ha dicho que vivíamos “in the mountain”, el tío se descojonaba y luego, cuando le hemos dicho lo de la lechuga de Torre Pacheco y hemos hecho una fiesta allí entre los tres. Ha flipado cuando le hemos dicho que habíamos bajado hasta allí andando… Edurne ha dicho que era muy difícil llegar allí porque te caías al suelo (por lo menos ella) y el nos respondió que el gobierno es malo porque no limpia las aceras. Le preguntamos como llegar al autobús número 2 (que es el que nos trae mas cerca) y el hombre muy amablemente, salió a indicarnos hasta la puerta. Continuamos la marcha con nuestras bolsas de comida… Mara llevaba los huevos por si Edurne la liaba. Al llegar, le preguntamos a una mujer cuanto costaba el billete de bus: 50 Nok. Las dos. Hemos descubierto como Michael Jackson inventó sus bailes: Se vino a Bergen, se resbaló en una acera con hielo y así inventó su baile en el que da pasos hacia atrás: probado por Mara.

Al subir no nos ha cobrado porque estaba roto con lo que tan felices e inocentes nos hemos ido aproximando a la cuesta de la muerte. La cuesta de la muerte es la que hay desde la residencia hasta la parada del bus… cuando la bajas intuyes que es jodida de subir pero solo lo intuyes… Al llegar arriba no podíamos ni con nuestras almas. A las 3pm nos hemos puesto a hacer la comida: macarrones con PASTA de tomate… mezcla extraña. En la cocina hemos conocido a Heli: Una chica finlandesa muy simpática con la que hemos estado mejorando nuestra comunicación no verbal (un beso Tula) y ya de paso, un poco nuestro inglés. Mara, después de comer, puso una manzana encima de la mesa y se quedó mirándola. Edurne extrañada le preguntó que qué hacía. Mara le respondió: como hace un frio que pela… ¡estoy viendo si se pela la manzana sola! ¡¡Chiquito de la calzada tiembla que llega Mara!!

Después, nos hemos ido al cuarto del Ikea de Mara y hemos jugado al “Uno”: ¡¡como te gusta que te chupe!!, ¡¡chupa tu!!.. Y hemos pensado que como alguien escuchara aquello iba a flipar… si entendía algo. Un beso al hermano de Mara por las cartas que le ha regalado ya oficialmente. Después nos hemos puesto a escribir el diario y luego hemos hecho la cena. Después de dos días juntas Edurne le pregunta a Mara: ¿te has cortado el pelo?

Tras cenar, seguimos jugando al “Uno” y Mara le enseñó videos, fotos y demás a Edurne. Luego nos fuimos a dormir sobre las doce.









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