Cuando he llegado a Bergen me he pasado por el Rema a comprar un par de cosillas que necesitamos, sobre todo leche... ¿porqué en Noruega no habrá botellas de leche de litro y medio? Una gran incógnita. Y así tenemos que estar comprando leche cada dos o tres días, porque aquí la leche es fresca, en la tienda la tienen en el frigo, y me da cosa que se ponga mala si compro dos o tres cajas de golpe.
Bueno, que me enrollo con la leche. He subido la cuesta de la muerte, porque la subo mejor que las escaleras de la muerte, y me he puesto a hacer de comer. ¿Adivináis qué hemos comido hoy?
Día de Mara: Hoy casi me quedo pegada en la cama… las sábanas me han hecho un tres catorce y no me dejaban levantarme, pero he luchado contra ellas en una dura batalla cuerpo a cuerpo y… ¡he podido vencerlas! En el museo he estado pasando los cuestionarios que hice el otro día, a la gente que venía. Hoy han venido una pareja francesa mayor muy maja y un italiano muy simpático que me ha deseado “Buona suerte en el mio laboro y en la mia vita!”. Después de los cuestionarios, hemos recogido todo y cerrado. Hoy la caja me ha salido a la tercera… creo que voy mejorando. Al subir, como solo estábamos Heidi y yo, hemos estado un rato hablando y me ha dicho que podía salir antes, con lo que a las dos y media estaba libre. Al llegar a la residencia, me he puesto a descongelar el pescado para comer, pero Edurne ha dicho que mejor un revuelto de pollo con setas y verdura (riquísimo) y, al final, eso hemos comido.
Por la tarde Edurne se ha echado la siesta del borrego mientras Mara (raro en ella) se ha dedicado a otros menesteres como ducharse. Cuando Mara a despertado a Edurne, hemos cenado y hemos visto un peli que se llamaba “Good”… Un poco mala según Mara, normalilla según Edurne.
(fotos museo Mara)
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