20 de enero de 2010

Día de Edurne: Pues lo de siempre. A las 6 arriba, bus a Salhus y tal. Cuando he llegado me han entrado unas ganas irrefrenables de ir al baño. Mi estomago anda un poco revolucionado desde que estoy aquí en Noruega, Cuando he tirado de la cadena…no funcionaba. Mierda. Y nunca mejor dicho. Y yo que hago?? Me van a llamar la cagona en Noruego al tercer día de llegar. Yo, antes de avisar a nadie, me he ido por todos los sitios buscando un cubo, y por fin lo he encontrado. Con las mismas lo he llevado de agua, lo he tirado por el W.C y todo se ha ido por donde tenía que irse. Yo, feliz, he salido del baño silbando y no le he dicho nada a nadie. Hay que ser discreta. Luego me he ido a mi oficina, pero me han dicho que me tenían que cambiar, porque en la que estoy es la oficina nueva de mi jefe que se iba a mudar hoy. Así que me han puesto en la habitación de al lado. Son muy majos y me han dejado todo muy chulo, con plantas y todo, que armonizan, pero…no tengo cable para conectar el ordenador a internet. Mi jefe, que se llama Arild pero yo le digo Oscar, por que le pega, me ha dicho que me iba a conseguir uno, pero en todo el día nada. Así que toda la mañana sin conexión a internet. Tenía cosas que hacer, pero yo quería mandar correos y leerlos y me ha fastidiado bastante. Si mañana Oscar no me trae el cable, ya se la tiraré yo con disimulo. Que no se duerma en los laureles. Así a la dos me he ido, he llegado a casa a las 4 o así y cuando iba a echar los macarrones al agua me llega un mensaje de Mara diciéndome que está de expedición, que no la espere. Yo he pensado que estaba por ahí con sus compañeras o algo, así que he comido sola en la habitación (que triste) y me he quedado frita hasta que ha llegado Mara, ha golpeado la puerta y me ha despertado (“¡eh! pero que conste que he llamado, me he ido y he vuelto al cuarto de hora para llamar otra vez porque pensaba que no estaba y resulta que estaba durmiendo”). Menos mal, por que si no me llaman yo soy capaz de despertarme a las 3 de la mañana.

Día de Mara: Hoy ha sido un día raro, de esos que son raros y bonitos… Me he levantado como siempre y he salido como siempre hacia el curro. Cuando estaba a pocos metros de la puerta de entrada he descubierto que, enfrente del museo, hay un MC Donald… ¿Qué como lo he descubierto? Pues porque justo en la puerta, ¡me he pegado una hostia de esas que hacen época! y, cuando he mirado para arriba he leído “MC Donald”. Mi caída ha sido dolorosa pero sin importancia: me he resbalado y he caído de culo. Lo peor de todo es que, cuando he intentaba levantarme, el pie de delante se me resbalaba y no podía ponerme de pie. Al final, y muy dignamente, me he arrastrado unos poco centímetros hasta que mi pie ha pillado apoyo y me he podido levantar… Pero eso, muy dignamente. Cuando me he puesto de pie, como he caído de culo, mi pierna no me dejaba apoyarla con normalidad y cojeaba un poco además de dolerme la mano. Afortunadamente y, como soy una tía dura, solo tengo un morado en el culo y una muy pequeña herida, apenas imperceptible, en la palma de la mano. Una vez que he entrado en el museo, Heidi me ha preguntado que porqué cojeaba (era involuntario) y le explicado que “In front of the MC Donald, I swet” (que tampoco se si se escribe así). Después de interesarse por mi salud, le he preguntado que qué plan tenía para mi hoy y, muy amablemente como siempre, me ha dicho que “perhap” yo podía seguir restaurando cosas del museo o “perhap” seguir traduciendo. Mientras lo decidían me he puesto a traducir y ahí he estado toda la mañana hasta el “lunch”. En el “lunch” hemos estado los cuatro: Marco, Heidi, la abeja Mara y Hilda. Hemos hablado de varias cosas y hoy me he sentido mas integrada porque han hablado menos en noruego. Después, he seguido traduciendo al tiempo que “tuenteaba” con mi gente. Al poco de continuar, Hilda ha venido y me ha dicho que, entre todos habían decidido que me iban a pagar una tarjeta de transporte para que no tenga que gastarme 25 Kronos cada vez que pille el bus. Y Hilda me ha llevado a la estación de autobuses y me ha hecho una tarjeta de autobús. Después he vuelto y he continuado con la traducción hasta las tres que ha empezado la aventura: como tenía tarjeta de bus nueva y Hilda me había dicho que el bus 50 paraba enfrente del museo, me ido a donde Hilda me había dicho y he cogido el 50 (los autobuses para la residencia son el 2, 31, 50 y 90). Pues resulta que he puesto en marcha mi lógica y he pensado: “Si sale de la estación de autobuses ahora, tirará en dirección para la residencia y el continuará mas para delante” Con lo que he decidido esperarlo un rato a riesgo de perder la nariz por congelación. Después de un rato ha llegado y me he montado, yo lo veía que se desviaba mucho de la avenida principal (“Kong Oscargate”)que llega a la residencia pero, volviendo a aplicar mi lógica pensaba:”estará cogiendo un desvío, entre la montaña para dar la vuelta y cerrar el circuito”… Pos esperando el puñetero desvío, he llegado a otro pueblo donde había una estación rollo la de Torre Pacheco pero donde todos se bajaban. Pues yo, muy tranquilamente, me he bajado y he aplicado otra vez la lógica, solo que esta vez acertadamente: “si todo lo que sube, baja, todo lo que me trae, me lleva. Con lo que tendrá que venir otro 50 haciendo el camino de vuelta”. ¡Efectivamente! Poco después ha pasado el 50 que, completando el circuito, esta vez si que me dejaba en la residencia. … otra cosa que quiero aclarar es que el bus no nos lleva hasta la residencia si no hasta los pies de la “cuesta de la muerte” que tenemos que subir toooodos los días. Bueno, una vez aclarado… Me he bajado del bus que serían las siete y pico, he subido la cuesta y me he puesto a picar algo porque no me iba a poner a comer-cenar que si no luego, en medio de la noche me muero de hambre (si mamá… pero un vaso de leche antes de acostarme no me quita el hambre). Cuando he terminado de “comer” hemos caído en la cuenta de que, una por otra y la compra sin hacer. Como no teníamos ni pan, ni huevos, ni leche, ni naranjas, ni nada para desayunar y almorzar, hemos tenido que bajar al “Rema 1000” a comprar (aunque lo hemos sopesado mucho porque esto de subir dos veces “la cuesta de la muerte”… ¡BUF!) Al final hemos bajado por un sitio nuevo que Mara quería probar. Es otra “cuesta de la muerte” pero esta, al ser recta, es mas corta y cansa menos porque, aunque está empinada, en vez de rampa son escalones. Hemos bajado y subido por ahí. En el “Rema 1000” hemos descubierto que las naranjas que Mara decía que tenían que ser Españolas sin mas narices por el sabor, resulta que son de Orihuela… Mara, que no es comedora habitual de fruta, se ha quedad o flipada de si misma. Al subir hemos merendado y, cuando ha terminado nos hemos duchado (juntas pero en duchas separadas… ¡Que sois unos mal pensados!). Luego Mara ha estado leyendo mientras Edurne escribía su día de ayer, hemos puesto la lavadora. Hemos cenado el pescado (que ha resultado ser hamburguesas rebozadas) con una ensalada. … Después de esto, ¡creemos que no vamos a volver a un MC Donald nunca! (y Mara después de su caída de esta mañana está casi segura). Hemos jugado unas partidas al “Uno” y hemos puesto la secadora que no seca. Mara ha llamado a su tía y hemos visto la lista que Edurne ha hecho de “diferencias entre España y Noruega”, o algo así (próximamente en nuestro blog). Hemos bajado a mirar otra vez la secadora y resulta que todo estaba aun mojado pero, como son las once, no podemos poner la secadora otra vez. Al subir Edurne se ha acostado mientras Mara leía (como todas las noches).