lunes, 22 de febrero de 2010

22 de febrero de 2010

Día de Edurne: Hoy lunes otra vez… Otra cosa que he aprendido en Noruega. Los lunes son igual de mierdosos en todas partes. Bueno, pues esta mañana tenía un día lento, de esos en los que tardas el doble que otros días en hacer las cosas, y que por mucha prisa que te quieras dar ¡no puedes! Por ese motivo he llegado pegada al bus, bueno, por eso y porque lleva nevando desde el sábado y las calles están (otra vez) llenas de nieve, por lo que es, al menos para mí, más difícil caminar.
He llegado a Salhus y le he preguntado a Cristine a ver a qué hora bajaba al museo para hacer lo de los talleres. Hemos quedado a las 10, por lo que yo he aprovechado antes para mirar correos, contestarlos, ver qué ha pasado este finde por el tuenti y ese tipo de cosas.
A las 10 he bajado y Cristine me ha dado un folio con las cosas que tenía que hacer. La semana que viene son las vacaciones de invierno para los niños, y en mi museo siempre que son vacaciones escolares preparan actividades y talleres. Tengo que pensar tres talleres fáciles para niños más peques y otros tres, fáciles pero no tanto, para niños más grandes. Lo bueno es que no tienen porqué estar obligatoriamente relacionados con el museo, porque pensar 6 talleres relacionados con la industria textil creo que es un poco difícil para mí. Me ha dicho que empiece por un taller de los de los más pequeños.
Cuando ha terminado de explicarlo me he puesto al lío. Pensar los talleres más o menos ha sido fácil, aunque todavía tengo que atar algunos cabos. El caso es que tengo que hacer un ejemplo de cada taller para que los niños vean el resultado final de lo que van a hacer. ¡Y así comienza mi semana de manualidades! El primer taller es decorar con diferentes materiales dibujos relacionados con el invierno, por eso de las Winter Holidays. Primero he intentado hacer yo un dibujo, y cuando me he demostrado a mí misma que no soy capaz de hacer un muñeco que no parezca una patata, he decidido buscar dibujos ya hechos en internet. No me gusta eso de tener que recurrir a internet, pero es que mis facultades pictóricas están aún por desarrollar… Así he escogido uno de un muñeco en un paraje montañoso y lo he decorado con lana, fieltro, algodón de colores y otros de los millones de materiales que hay en la sala de los talleres. Tengo que decir que la he liado parda varias veces: se me ha caído la cola en la mesa y he puesto el brazo encima, por lo que me he manchado toda la manga de la chaqueta de cola. Lo he limpiado, pero a partir de ese momento mi manga se quedaba pegada a todas partes, y, lo que es peor, todo se quedaba pegado a mi manga… también he tirado (dos veces) una cesta llena de colores al suelo. Bueno…y nada más, de momento, porque tengo toda la semana para acabar pegándole fuego a aquello… en sentido figurado, no pongáis esa cara, hombre.
Pues he terminado mi gran obra de arte justo para recoger e irme a pillar el bus.
La vuelta ha sido diferente a la de otros días, porque con toda la nieve se veían coches atascados en la nieve y gente empujando para sacarlos, muchas máquinas quitanieves, policía y ambulancias… la nieve es muy bonita, pero puede llegar a trastocar mucho la vida de la gente.
Pues eso, he llegado a casa y tenía ¡una carta y una postal! La carta de Juanpe y la postal de mis padres, que como yo les mandé una, me la han respondido con una de Vitoria. La carta me la esperaba, pero la postal no, y me ha hecho mucha ilusión. Me encanta recibir cartas: encontrarlas en el buzón, mirar el remitente, abrirlas, tocar el papel, oler la tinta, y finalmente leerlas, leerlas y volverlas a leer. Los mails están muy bien: rápidos, cómodos y baratos, pero en mi opinión jamás podrán ni soñar con provocar lo que provoca recibir una carta… facturas y demás correo indeseado excluidos, claro.
Después de leerlo todo, me he ido a la cocina a poner a cocer arroz, que, por cierto, hemos cambiado de marca y éste huele raro. Yo sólo me lo he podido comer después de echarle una cantidad ingente de kétchup



Día de Mara: Esta mañana he estado hablando con mi familia por el ordenador un ratito y ha sido un día muy especial porque, después de más de siete años sin hablarnos, he recuperado el contacto con una amiga de Barcelona. Ha sido un día especial por ello. Mi familia me contaban que mi primo Javi se ha tropezado con una vaya y le han dado 5 puntos interiores y 20 exteriores y que, como ahora lleva un gallado le llaman “el tío de la vara”, que todos estas tocados de la barriga y otras cosas más. Mientras he estado haciendo algo más del trabajo “análisis de mi centro de trabajo”. A las 3 he salido con dirección a casa con una ventisca de nieve digna de mencionar. Al llegar, medio empapada y blanca como la nieve (y nunca mejor dicho), Edurne estaba haciendo arroz.



Cuando nos estábamos comiendo el kétchup con arroz, la vecina de enfrente de Mara (a la cual apodamos la “Sexy” aunque no sabemos muy bien porqué) como Mara le regaló un par de morcillas y un poco de chorizo español para que lo probara, nos ha regalado un yogurt… Se ve que la mujer quería regalarnos algo típico también. Después de comernos el yogurt hemos dormido un rato la siesta.

Al despertar hemos merendado-cenado y hemos estado jugando un rato al UNO y hablando antes de irnos a dormir.

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