viernes, 5 de febrero de 2010

5 de febrero de 2010

Día de Edurne: Hoy por fin le he enseñado la presentación sobre Bergen, Salhus y el Museo Central de Hordaland a mi jefa Solveig. Me ha dicho que le gusta como la he estructurado y como la he hecho, aunque tenía un par de errores de traducción, ya solucionados. Además me ha dicho que voy a hacer casi todos los días queme quedan de prácticas calendario en mano. La verdad es que me gusta saber que es lo que voy a hacer, porque algunos días me he encontrado sin ninguna tarea y me daba cosa dar el follón preguntando ¿qué hago?, pero a la vez no quería estar toda la mañana aburrida sin hacer nada. De esta manera es mejor, por que ellos pueden estar a su trabajo sin que yo les de el follón y yo ocupada. También le he comentado a Solveig mi problema con el billete de avión, y me ha dicho que por su parte no hay problema, que por tres días de tres meses… ahora falta ver la otra parte. La verdad es que me preocupa un poco, pero solamente son tres días, no creo que haya ningún problema. Si es que a veces hago una montaña de un grano de arena.

 
Día de Mara: Esta mañana, al llegar a currar Heidi me ha dicho que tenía que ir con ella y Kari al Schotstuene (mi otro museo) a ver que íbamos a hacer con los apoya culos: cuales tapizar de nuevo, cuales comprar nuevos y cuales no… como Kari tenia que tener el museo abierto para las once, poco antes hemos comprado sal para ir esparciendo por las puertas para que no se forme hielo. Compramos 2 cajas y 2 bosas. Yo, por chula y por no dejar a Heidi con una caja (que me daba cosa que ella llevase tanto peso y yo dos mierda de bolsas) cargué con una caja. Cada bolsa de sal pesa 4 kilos y cada caja llevaba 6 bolsas: 6x4=24 kilitos de nada que llevaba a peso. Lo peor de todo es que la caja se resbalaba y no podía con ella. Al final aguanté como una campeona todo el pedazo de tramo. Al llegar a Shoststuene dejamos todos los sacos excepto 8 que llevamos a peso entre las tres: dos, tres sacos y una, dos. Al llegar a las oficinas del Hanseatic museum, Hilda me explicó el protocolo de incendios para, en el caso de un incendio, que estuviera preparada para salvarme y desalojar el museo de turistas lo antes posible. A continuación continué buscando cosas para la presentación hasta el lunch. En el lunch estuvimos los de siempre y vino un hombre mayor que parecía de esos que salen en los sellos, a hablar con todos, pero nadie me dijo quién era: ¡otro momento Noruegano! Al terminar el lunch, continué con el ordenador hasta que sonó la alarma de incendios. Mis ordenes eran ir con Heidi, asegurar la planta 2 y, bajar lo antes posible en el caso de que hubiese alguien, con los turistas. Al llegar abajo, Kari me preguntó que si yo no había ido a ver la planta 3, a lo que Heidi le respondió que “Marco se encargaba de eso”. Pero resulta que mi jefe pasaba del tema y estaba en su oficina sin inmutarse. Con lo que los turistas de la 3 planta estaban todo asustados porque pensaban que la alarma era no de fuego sino, de que ellos habían tocado algo que no se podía tocar. Al final tardamos 3 minutos en bajar todos… menos Marco que continuó en su oficina. Luego continuamos con nuestras cosas como antes. Yo aproveché para sacarme el billete de avión. Al final mi avión sale el 3 de abril a las 18:50.

Cuando Mara terminó de currar, nos reunimos en la puerta las tres y nos fuimos a comer al “Peppes pizza”. De postre nos comimos un helado del McDonal mientras subíamos en el Fonicular. Una vez arriba Mara compró unas cosas de souvenirs e iniciamos la bajada a pié después de las pertinentes fotos. Sonia se puso sus pantalones “chubalones” (chubasquero + pantalones) y se iba tirando por todas las cuestas abajo como bien ilustra el video. Muy bonito todo pero echamos de menos algo tipo trineo para tirarnos cuesta abajo. Al llegar abajo, pillamos el bus número 31 porque nos han dicho que nos deja arriba de “la cuesta de la muerte” y solo tenemos que bajar una cuesta muy empinada para llegar a la residencia. Una vez en el bus, como no sabíamos donde íbamos, nos pasamos la parada y tuvimos que dar dos vueltas en el bus. Al final le preguntamos al autobusero y formamos un pequeño Show en el bus… pero para eso hemos estudiado animación sociocultural: para liarla de vez en cuando. Al final llegamos a lo que, según una mujer del bus, era la parada. Para nuestra sorpresa, descubrimos un “Bunnpris” (más o menos lo mismo que ir en ca´ la Reme). Después de intentar pagar con la tarjeta de Mara y la de Edurne, al final tuvo que pagar Sonia. Continuamos nuestra marcha hacia la cuesta descendente. Perdidas, preguntamos a un hombre que, típicamente, nos mandó para otro lado. Después de volver al punto de origen, le preguntamos a una mujer y esta nos dijo el camino bueno, a pesar de no estar muy segura. Al llegar a la cuesta, Mara y Sonia la bajaron patinando a ratos y otros deslizando con el culo y, Edurne andando. Al llegar a casa, fuimos a ver a Fernando a ver si Edurne podía comprar su billete por internet, pero no estaba. Nos volvimos a la residencia, nos duchamos, cenamos cosas variadas y nos acostamos muertas de sueño.

En la conversación con Solveig han salido temas variados a relucir, por ejemplo cuando es el día de la madre y del padre en España y en Noruega, las diferencias en las vacaciones escolares… de esta manera cuando hemos terminado de hablar y Solveig a mirado el reloj eran las 14:05…y me ha dicho: “uy, quizá pierdas el autobús, aunque si te das prisa”…” El bus sale a las y 10, y de mi oficina al bus hay un trocillo, pero si no llegaba tenía que esperar una hora al siguiente bus, por lo que a pesar de poner en peligro seriamente mi anatomía eché a correr. Cabe destacar, a pesar de que ya lo sabéis, que el suelo está lleno de hielo y es fácil caerse andando, pues corriendo… pero tuve suerte y llegué a coger el bus, justa pero llegué, sin ni siquiera resbalarme… De esta manera he llegado a las tres a la puerta del museo de Mara, donde habíamos quedado las tres para subir a la montaña en el fonicular…

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